Volví a mi hogar en Barcood, me refiero al lugar donde había
nacido, que de hogar tenía ya poco, yo no pertenecía más a allí.
Irme me había cambiado y sólo me
unían a esa ciudad los lazos sentimentales, familiares y quizás alguna que otra
amistad que se había ido desgastando con el tiempo, en definitiva, retazos de
una vida anterior que ya no parecía la mía.
Aquella época la pasé sintiéndome
rara y deseando volver, todo me parecía irreal, sin importancia, la gente, las
calles, las reuniones, las risas… ¿qué más daban si luego regresaría a Ávelis con la gente que entonces
apreciaba y me importaban? Así estuve durante años, yendo y viniendo, unas
veces era más duro, otras veces menos, siempre me decía que no volvería, pero
constantemente me traicionaba, no sé si por remordimiento o por nostalgia de
mis años de infancia, pero yo siempre regresaba
y luego me compadecía…maldita rutina que al final conseguí dejar atrás.
A día de hoy te digo que mi vida
es un conjunto de todo. Es verdad que veo menos a los barcoodnenses, mucho menos, pero nunca falta ese momento de decir “hago la maleta y me voy a hacerles una
visita”. Y sí, esto es lo que tenía vivir en dos sitios a la vez y tener
que elegir entre uno de ellos. Si te soy sincera, creo que siempre me sentiré
mal por haberme decantado tan decididamente por el segundo, pero ¿qué quieres
que te diga? Hice lo que dictaba el corazón.
Fmd:
Tu más querida amiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario